sábado, 28 de agosto de 2010

Vacaciones: un tiempo para trabajar




Algunos niños y jóvenes aprovechan el tiempo de vacaciones para buscar un trabajo y aprender un oficio. Hay quienes reparten volantes o son oficiales de mecánicos o de talleres artesanales.
Aquí tres historias.




Jordan Quimes, oficial en un taller de compostura de sombreros. 

Jordan Quimes, de 15 años, está concentrado. En una mesa de madera, utiliza una pesada plancha, que funciona a carbón, para darle forma a un sombrero de paja toquilla. Los movimientos circulares son rápidos y a precisión.

Tan pronto como termina el año lectivo, Jordan aprovecha las vacaciones para solicitar un empleo a tiempo completo. Esta vez, trabaja en un taller dedicado a la compostura de sombreros.

Su jornada inicia a la 08:00 y termina a las 17:00. Tu tarea es planchar y cortar una docena y media de sombreros diarios, pero lo más difícil dice con una sonrisa, es planchar. 

Jorge Riera, el dueño del negocio, le dio la oportunidad de aprender este oficio. La paciencia es uno de los pilares básicos para enseñar a los jóvenes que vienen. Todos los años recibe a uno.

Jordan tiene planeado ahorrar para irse de misiones cuando termine el colegio. En el nuevo año lectivo, este joven que ingresará al décimo de básica, piensa continuar trabajando pero a medio tiempo.


Kléber Déleg, oficial en un taller de mecánica. 

   La ropa, rostro y manos de Kleber Déleg, de 13 años, están llenas de grasa. Él, quien irá el próximo año lectivo al octavo de básica, solicitó hace tres semanas empleo como oficial de mecánica. Por su edad, hace las tareas más elementales como desarmar las tuercas, sacar llantas y cambia bujías. 

Además, tiene que pasar las herramientas a sus jefes próximos que están trabajando en los motores de los vehículos de los clientes. Llega a las 08:00 y regresa a su casa a las 18:00.  Kléber ahorra para cubrir los pasajes de bus, para trasladarse, cuando inicie clases a su plantel educativo. 


Anibal Indocarchi, repartidor de volantes. 

El trabajo de Anibal Indocarchi, de 13 años,  requiere de una amplia sonrisa y ser simpático. Él distribuye hojas volantes promocionando un consultorio jurídico en las esquinas de las calles del Centro Histórico y lo  hace por 6 horas. Su empleador le entrega  500 volantes, y a las 10:00 ya tenia apenas dos.

Para este niño, el trabajo es una responsabilidad asumida para tener suficientes recursos e ingresar sin dificultad a su establecimiento educativo. Por ahora, ya compró su uniforme y sus útiles escolares.


 

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