martes, 11 de agosto de 2009

El Chimborazo: una expedición con inexpertos


En la zona hay movimiento. Miles de pequeñas piedras vuelan en círculo y vuelven a caer, luego de que el viento de no menos de 60 kilómetros por hora les da una pausa. Es agosto.

El Chimborazo, el volcán inactivo más grande del Ecuador, (6.310 metros sobre el nivel del mar) se observa imponente desde la carretera que une Riobamba a la comunidad de Arenales (vía a Guaranda).

Son las 16:00. Los rayos del sol iluminan el lugar y el cielo está despejado, pero nada se calienta. El viento es helado e intenso. En medio del clima, el guardabosque da las instrucciones a los pocos visitantes que intentan caminar a la primera parada, el refugio Carrel (4.800msnm), que está a unos 8 kilómetros de la carretera.

Uno de ellos, Jorge Quinde, de 26 años, toma las precauciones para soportar el frío. Saca de su mochila: guantes, una bufanda y tres chompas y se las coloca. Es la primera vez, que observa y siente un clima parecido. Sofía, su acompañante, y él tendrán que subir por piedras y rocas, por no menos de dos horas y media.

El lugar es desolado: solo piedras, rocas y algo de vegetación. De vez en cuando aparecen, en manada, de no más de 10, ciervos, que corren por el sitio. Cuando detectan que el viento vuelve con la fuerza de arrasarlo todo, se sienten, luego de unos minutos, corren. Tampoco hay pobladores. En el trayecto hay dos viviendas a medio construir, sin techos, llenos de tierra.

La caminata es cansada. El frío obliga a los visitantes a sacar más abrigo y a descansar porque el corazón intenta bombear más sangre y se acelera. Han pasado más de dos horas y media, y desde lejos se divisa la primera estación. La luna aparece cerca del Chimborazo.

Ahora, el viento de 70 kilómetros por hora y las rocas volcánicas, dificultan la visibilidad e intentan caminar más rápido para vencer a la oscuridad. El refugio desaparece en medio de las rocas, pero ya están cerca.

Carrel no tiene luz. La pequeña planta eléctrica que provee electricidad al lugar está dañada desde hace tres semanas. El viento azota las puertas. En medio de la oscuridad y de los gritos de los visitantes, para intentar refugiarse de los vientos, una tenue luz se acerca.

Eloy Flores, de baja estatura vive en el primer refugio desde hace siete años. Su hijo, Jhonatan, de 10 años, lo acompaña en tiempo de vacaciones. Eloy tiene colocado en su frente una linterna, que generalmente se observa en las zonas mineras.

Entrar en Carrel no es aliciente para los dos visitantes. Eloy dice que en agosto nadie se queda a dormir en los refugios y tampoco se puede subir a la cumbre del Chimborazo. El clima no favorece a la expedición que no puede durar más allá de ocho horas y solo en las noches de 23:00 a 07:00 (En la mañana el hielo es demasiado resbaloso).

Según Eloy cuando una persona no puede subir a la cumbre en ocho horas no le quedará más que bajar porque se congelará. El viento ahora genera grandes círculos, que chocan en las ventanas y puertas y provocan un sonido aterrador.

Juan, el compañero de Eloy, quien generalmente habita en el segundo refugio Whymper, (5.300 msnm), bajó hace cuarenta minutos. No puede dormir allí porque hace demasiado frío.

Eloy coloca una vela en la mesa de los visitantes y les da algo de comer. Ellos intentan soportar el frío. En menos de 30 minutos, el anfitrión de este lugar, solicita a los huéspedes que usen la segunda planta del refugio para descansar. Allí, hay 10 camas, solamente con una sábana. Todo está lleno de tierra, esto a pesar que los filos de las ventanas están cubiertos con un grueso cartón.

El viento se hace más violento y la temperatura baja a menos 2 grados. Nada es suficiente para mantener el calor y las horas pasan lentas. Todo lo que no esté cerca del cuerpo está congelado. Eloy tiene que levantarse a solucionar el problema de una ventana que se abrió.

Toda la noche hay que lidiar con el helado lugar. A las 5:30, todo está cubierto de una fina capa de hielo. Eloy, Juan y Jonathan ya están levantados. Eloy limpia con una escoba, una espesa capa de tierra que entró al refugio la noche anterior y Juan inicia la caminata para el segundo refugio.

Aún la zona está obscura y la neblina dificulta observar la cumbre del Chimborazo. Johathan, en cambio, no resiste el frío y vuelve a refugiarse en la helada cama llena de tierra. Los visitantes prefieren salir del lugar.

Eloy dice que la única forma de soportar el frío es entrenando previamente en zonas de menor altura, pero ellos no lo han hecho.

En el exterior todo tiene hielo, el viento disminuye y los grupos de siervos aparecen con más frecuencia. Luego de una hora y media, Jorge y su acompañante llegan a la carretera, allí el viento no ha cesado y dos albañiles, totalmente cubiertos, intentan ganarle al viento y hacer una casa.


Algunos datos:

- La entrada al primer refugio está ubicado a una hora de Riobamba y a una hora y media de Guaranda.

- Al ingresar al parque los visitantes nacionales tienen que pagar dos dólares por personas. Los extranjeros 5.

- El recorrido al primer refugio se puede efectuar en vehículo. Caminando hay dos horas y media.

- El refugio tiene un costo de cinco dólares por persona. Por ahora no hay luz.

- El Chimborazo no ha tenido actividad volcánica reciente y se calcula que su última erupción ocurrió hace aproximadamente 10.000 años.

- El Chimborazo es la montaña más alejada del centro de la Tierra debido a que el diámetro terrestre en la latitud ecuatorial es mayor que en la latitud del Everest (aproximadamente 28º al norte)