martes, 30 de agosto de 2011

Las calles tienen dueños en la madrugada




En el Centro Histórico son las 05:00 y el movimiento de la ciudad reaparece.  Las fundas plásticas y pequeños papeles se alzan y vuelan en contubernio con el viento frío de la madrugada.  Los trabajadores de barrido  de la Empresa de Aseo de Cuenca, EMAC EP, se apresuran a su “calle”, ocho cuadras, que serán limpiadas en menos de dos horas.

Ximena Patiño, de 23 años, con una bufanda de colores, una capucha roja, gorro, y  overol azul, comienza su jornada en la calle Benigno Malo y Gran Colombia ahora desoladas.  Sus 34 compañeros, la mayoría mujeres, se han separado. Es sábado.

Desde hace cuatro años trabaja para la EMAC. Es sacrificado, pero está acostumbrada a madrugar y laborar todos los días de la semana. “Es un trabajo digno y profesional”, reconoce. 

Lleva consigo una escoba y un gran recogedor hecho por ella misma de un palo y la base de un tacho de gasolina. “Para recoger la basura  botada por la gente, los viernes en la noche, se requiere de un recogedor con boca grande”, dice la joven con dos niños menores de seis años. También lleva tres fundas negras adicionales que servirán para completar su labor.

Con unos guantes verdes de caucho, Ximena escudriña parsimoniosamente los canales de agua de la plazoleta de Santo Domingo. Allí  encuentra de todo, desde tusas de choclos asados, papeles y fundas, hasta vidrios. El cuidado es extremo para no cortarse.

 Las lámparas del alumbrado público se apagan, ya son las 06:00, dice la mujer, quien se apresura, tiene una hora para completar su primera de cuatro jornadas del día y aun le falta seis cuadras. Los vehículos comienzan a circular por la Gran Colombia a la altura de la calle Padre  Aguirre y la gente sale de sus casas.

Alrededor de las bancas de la plazoleta, los desperdicios se amontonan y hace falta una de sus fundas negras para depositarlas. Al frente, en cambio, el problema se centra en los macetones, que no tienen flores. Ella cree que las colillas de cigarrillos dispersas y que suman unas 200, las han quemado.

Los trabajadores de recolección, de la EMAC EP, llegan a la plazoleta y descargan los desperdicios de los basureros y se los llevan. Ximena ayuda a la tarea y da la bienvenida a Lorenzo Sánchez, su compañero de labores. Él se ocupa de la calle Padre Aguirre y barre alrededor de una de las bancas de su mitad de la plazoleta, sin alzar su cabeza.    
El carro recolector de Ximena siempre está en la esquina de las trasversales de la Gran Colombia. Esta es una de sus múltiples técnicas de barrido. También coge la escoba con una mano. La otra, ya está ocupada con el recogedor. Para aprovechar el tiempo, apilona la basura en la mitad de la cuadra, junto a la vereda. Luego la recoge.

En épocas de navidad, fin de año y fiestas de Cuenca, la joven se levanta más temprano, a las 03:00 o 4:00,  porque los ciudadanos consumen y ensucian más. También se duerme más tarde a las 02:00, hay que esperar que las actividades nocturnas concluyan para barrer y evitar que la ciudad esté sucia.

El frio cede y el sol de las 6:30 calienta la vereda derecha de la esquina de calle General Torres y Gran Colombia.  La madre de Ximena, Julia Patiño, también trabajadora de barrido, conversa segundos con ella y le pide apresurarse. Su hijo Josue, de 10 meses, la espera.   

En cada cuadra, Ximena se demora cerca de 15 minutos. Las cuadras más difíciles están entre la calle Padre Aguirre hasta la Tarqui. Su recolector resulta pequeño ante la cantidad de basura que tiene que recoger.
Ahora debe lidiar con el transporte urbano, el incremento visible de vehículos y la gente que camina. El polvo, que ella misma propicia cuando pasa la escoba por el filo de la vereda, le obliga a sacar su pañuelo y cubrir su rostro.        
 Ximena termina a las 07:00, en la calle Miguel Vélez. Empuja su carro donde cuelgan, además, tres fundas de basura llenas, y vuelve a su casa para desayunar junto a sus hijos y parcialmente ocuparse de los quehaceres de su hogar.   

 A las 09:00, en fila los carros recolectores, ya descargados, están estacionados en el parqueadero de la calle Sangurima entre la Luis Cordero y Benigno Malo y el personal llega de a poco a la segunda jornada.   


La mayoría de ellos son mujeres. Ximena llega con su carro recolector lleno y sus dos hijos: Josue, de 10 meses, se quedará en el estacionamiento, junto con dos niños más, de siete meses y un año y medio, hijos de sus compañeras Patricia e Inés.  La dueña del lugar, Vilma,  se encargará de los niños hasta la 18:00, hora que termina la última jornada.

 Jhoselin, de 6 años, en cambio, acompañará a su abuela Julia a su recorrido por unos minutos y volverá a la casa a esperar a su madre.

En la segunda jornada, Ximena se encarga de toda la calle Sucre de 1200 metros. Pero antes, se detiene en los contenedores del Mercado Nueve de Octubre para descargar su carro.

 Le espera un largo trabajo, que termina en la tarde, en ese mismo mercado luego que todos los compradores y vendedores se hayan ido.  El domingo la rutina de las 05:00 inicia nuevamente, esta vez con más basura por barrer.   

El mundo del barrido de las calles
-          Desde las 05:00, 32 obreros miembros del personal de barrido de la empresa de Aseo de Cuenca, EMAC EP, deben barrer, en dos horas, 19.890 metros de calles, solo en el Centro Histórico y sus zonas aledañas.
-          Para mantener los niveles de limpieza en la ciudad, de acuerdo con datos de la EMAC EP, el personal está dividido en cinco turnos de trabajo que inician a las 05:00. 
-          15 obreros vuelven a trabajar de  09:30 a 13:30 y 14:30 a 18:30 en 17 mil metros de calles, que se incluye la limpieza de los puentes, veredas y plazoletas de cada una de las calles.
-          08:30 a 11:30, 6 obreros se ocupan de 7.700 metros de calles y avenidas y de 13:00 a 16:00, 7.600 metros.
-          La EMAC EP invierte alrededor de 869.913,50 en 104 semanas de barrido en el Centro Histórico.                                                      


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lunes, 22 de agosto de 2011

400 mil feligreses caminan junto a la imagen de la Virgen del Cisne en un trayecto de 20 horas




La romería del Cisne a Loja, con tres trayectos, inició el pasado 17 de agosto. La imagen de la Virgen llegará a Loja el próximo 20 de agosto. Miles de fieles hacen el recorrido inspirados por la fe.




Una leve neblina cubre el pequeño pueblo de El Cisne, ubicado a 72 kilómetros de Loja. Es 16 de agosto, 20:00.  El apacible movimiento de sus habitantes, de hace un mes, desaparece. En su lugar, 10 buses urbanos y camiones repletos de gente se detienen a un kilómetro de la imponente iglesia con tendencia gótica, que tiene como dueña de casa  a la Virgen  el Cisne, para dejar a los fieles.

Un ambiente de mercado da la bienvenida al pueblo: los olores de comida recién preparadalos gritos de los vendedores de velas o de lugareños abriendo las puertas de sus casas,  invitando a los visitantes alquilar sus cuartos o baños.  Los comerciantes de esteras caminan con este producto, que los fieles usaran como colchón para descansar por unas horas. 

Las puertas de la iglesia están cerradas y con las luces apagadas, ahí duermen por lo menos 150 personas que llegaron más temprano. Afuera, junto al templo,  una  banda de pueblo con su música, acompaña la ocupación de los visitantes a los pocos espacios que quedan en la plataforma de la iglesia.

 Los fieles se instalan con sus esteras y cobijas a la espera de la salida de la imagen de la Virgen del Cisne, en andas, a San Pedro de la Bendita, a 21 kilómetros, en su primer trayecto para llegar caminando a Loja, el próximo 20 de agosto.  

Un grupo de siete jóvenes se apresuran a colocar papel periódico en un espacio que aún queda libre. Permanecerán sentados hasta las 4:00 del 17 de agosto, para iniciar la caminata de seis horas hacia San Pedro. “Es la promesa y la fe”, dice Susana, quien vino de Quito.

En el convento los sacerdotes descansan. Todo está preparado para que la Virgen llegue a Loja en cuatro días.  50 sacerdotes participarán en toda la conmemoración religiosa que concentra a más de 400.000 fieles de todo el país y de Perú y que tiene más de 80 priostes.
El vestido que usará la imagen de la Virgen, el primer día de su viaje,  blanco con rojo, ya está listo y fue donado por uno de sus fieles.  “Nunca repite un vestido y siempre lleva un sombrero, que es el símbolo de la peregrina caminante”, cuenta el sacerdote William Arteaga, director de la Radio Reina del Cisne. 

Día de la romería

En las calles a las 3:30, del 17 de agosto, hay velas encendidas y fieles como Santiago, de 32 años, que las contemplan. Las puertas de la iglesia están abiertas y la multitud aprovecha hasta el más pequeño espacio para ingresar. Teresa agarra con fuerza cinco velas encendidas, mientras un sacerdote inicia la misa de 04:00. La imagen de la Virgen saldrá a las 07:00 resguarda por más de 50 policías y llevada en andas por sus fieles.

En la carretera a las 04:15 ya hay más de 200 fieles que se adelantan a la caminata que durará seis horas. El frío de la madrugada, de este pueblo con una altitud de 2.252 metros sobre el nivel del mar y el cansancio, los acompañan. En los filos de la carretera, llena de curvas, decenas de personas aun descansan envueltas en cobijas, mientras los comerciantes de comida vuelven a aparecer promocionando sus productos.

En dos horas y media de caminata, los feligreses, muchos de ellos cargados a sus hijos menores de dos años, se han sacado sus zapatos y caminan descalzas para disminuir el dolor de los pies por el esfuerzo.  Patricia Puma, de 45 años, se sienta con sus hijas al filo de la carretera. Desde hace 40 años camina este trayecto. “Es la fe que tenemos a la churudita, antes llegaba hasta Loja, pero ahora solo le dejo hasta La Toma.  El trayecto de La Toma a Loja es muy largo”.

A la cuarta hora, el esfuerzo se refleja en el rostro de la gente. Ya son las 09:00 y el sol aparece y obliga a colocarse gorros, gafas y tomar agua. Muchos parecen que caminan mecánicamente y arrastran los pies. “Vengo a llevarle a mamita Virgen, pero me adelanto ya que no avanzo a correr igual con ella”, dice Rosa Santos, de 69 años, quien intenta acelerar el paso en la cinco hora de caminata y llega a coger uno de los primeros puestos en la misa de 11:00, en la Hacienda San Pedro, presidida por la imagen de la Virgen.   

 A las 10:30, muchos ya han llegado a San Pedro de la Bendita, se acuestan en sus esteras traídas en hombros del Cisne a esperar que llegue la imagen.

Son las 13:00 y las estrechas calles de tierra de San Pedro están repletas de personas, mientras cintas multicolores dan la Bienvenida a la imagen. “Ahora solo queda descansar”, dice Patricia Puma.  Al día siguiente, es decir el 18 de agosto, las mismas personas saldrán a la ruta San Pedro-Catamayo, La Toma, en un trayecto que durará dos horas. Luego el 19, iniciará el recorrido más largo, La Toma-Loja que durará alrededor de 12 horas.

Los kilómetros marcarán la fe de los peregrinos que ya para Loja, el 20 de agosto, serán más  de 400 mil.

jueves, 11 de agosto de 2011

Es tiempo de vacaciones



Los niños optan por hacer varias actividades para ocupar su tiempo libre y evitar quedarse en casa. Hay decenas  de colonias  vacacionales que van desde  hacer figuras de chocolate, pasando por aprender algún deporte, ballet, pintura o música.





Solo se necesita una grabadora con música bailable a alto volumen para que el auditorio de la parroquia eclesiástica San Alfonso, en el Centro de Cuenca, se convierta en el salón de baile de 100 niños. Yanela Cabrera, una de las coordinadoras de la colonia vacacional de San Alfonso, dirige a los más pequeños, quienes observan sus movimientos, siguen la música sin parar por más de 40 minutos.

Esta es una de las actividades realizadas por los niños en Cuenca,  en las colonias vacacionales que se cuentan por decenas y hay para todos los gustos, desde cursos de motivación para los niños con problemas de sociabilización o hacer figuras de chocolate hasta ballet, pintura y deportes.
La psicóloga Liliana González lleva su alumna Maricela, de la colonia vacacional de motivación, hacia un gran espejo –Como estás hoy-dice Liliana con una gran sonrisa. –Estoy linda, hoy me peine y me siento a gusto conmigo misma-dice la niña. El ejercicio menciona la psicóloga ayuda a mejorar el autoestima de los niños de cinco a 12 años. “La idea es cambiar actitudes en el hogar, que se aprendan a querer ellos mismos y así aprovechar las vacaciones”.

En la escuela de arte Sono, todo es arte. En la colonia vacacional, el mayor premio de los niños fue elaborar “un gran monstruo” y colocarlo en la pared a manera de exposición como lo describe Mélani de 10 años. Ahora se empeñan en crear títeres para hacerlos actuar en una obra de teatro.

Tatiana, de 10 años, decidió participar en una colonia  de basquetbol aprovechando que en la Federación Deportiva de Azuay ofreció a los más pequeños aprender no solo esta disciplina deportiva, sino futbol, natación, patinaje… Con atención escucha a su maestro Mauricio Ordóñez, quien da indicaciones para empezar el juego.

El objetivo final, dice el entrenador es que los niños no se queden en casa y aprovechen las vacaciones.