martes, 26 de enero de 2010

Cuenca tiene un refugio para animales silvestres


En su jaula, Lupita se mueve de un lado para el otro. Parece amistosa y vivaz, pero cuando un niño se acerca la expresión de este mono aullador cambia drásticamente y se desespera en busca de un escondite.

Hace un par de meses, a este mono, no solo le afectó que le arrancaran de su hábitat, sino que fue a parar en manos de dos niñas que mutilaron su pulgar y le maltrataron hasta el punto, que cualquier niño que se le acerca es motivo de lloros y molestias.

Lupita es uno de los 120 animales de 40 especies rescatados en el refugio Yurig Allipa o tierra blanca, ubicado en la parroquia rural cuencana de Tarqui. La mayoría de estos, tienen historias parecidas.

Dos de los tres pingüinos que tiene este lugar, cuyo hábitat son las islas Galápagos, llegaron al centro porque sus dueños, quienes los compraron en la calle, ya no pudieron mantenerlos. Cristian Aguilar, el guía del refugio, dice que uno de ellos, comía pedazos de pan y por eso llegó con desnutrición.

Ahora, se les acondicionó una pequeña piscina y comparten un espacio con dos piqueros de patas azules.

El propietario del refugio, Alberto Vele, un inmigrante, quien vivió en Estados Unidos por 14 años, volvió en el 2000 con el empeño de crear un lugar para socorrer a animales maltratados. Ahora es el principal referente, en Cuenca, para la Policía Medioambiental, del Ministerio de Medio Ambiente y la Municipalidad.

En la zona más alta del refugio está ubicada un espacio verde con 25 venados. Hace 9 años, Alberto comenzó con cinco. Durante todo el proceso, 35 han nacido en el lugar y de estos, ocho han sido reinsertados en el sector de El Cajas.

Aunque Vele dice que sigue siendo privado y por lo tanto, todavía no tiene apoyo económico para mantenerlo. Solo su propia gestión hace que los animales tengan un buen lugar para vivir. Él cree que al mismo tiempo que ayuda a sus animales, todos con nombres propios, contribuye el turismo comunitario en su zona.