jueves, 18 de febrero de 2010

Historias Perrunas con el Mati


En este blog, le dedico un pequeño espacio a mi perro el Matías, un snauhzer miniatura, de ocho meses, que me ha cambiado la forma de percibir el mundo de los animales, sobre todo, de los caninos. Las historias con sus amigos crecen alrededor de un parque. Son submundos que por el trajinar no las percibimos.

Todos los días con el Mati salimos temprano, como a las 06:30. Aún no sé si yo le llevo o realmente es él quien me lleva a caminar.

Golden retriever

Camina despacio y recorre parsimoniosamente por el parque que no tiene nombre. Scotti tiene dos años y medio, pero por sus grandes ojos negros da la impresión que tiene más edad. Es que son tristes y cansados, aunque tiernos.

Como un golden común su pelaje es amarillo y es grandes es comparación, por supuesto al Mati. Sube a lo más alto de los pequeños montículos de tierra cubiertos de llano y observa con atención los movimientos de los demás perros, luego empieza su rutina de la mañana: se recuesta, extiende y deja caer su cuerpo en la montaña y resbala.

Se incorpora y sube nuevamente. En menos de 10 minutos ya se ha subido y resbalado por lo menos unas 30 veces. Su amo, un hombre alto, le espera al ingreso del parque y con solo un silbido, que conoce muy bien, corre a verlo. Mientras dos perros, uno es el Mati, ya se han acercado a él y comienzan batallas comunes, sin muchos heridos. Son simples juegos de perros felices de encontrarse como mascarse las barbas o las patas.

Scotti es un perro guía por naturaleza. Enseña con paciencia, a los demás perros, sobre todo cachorros, a darse volteretas y a coger objetos, aunque no hay mucho tiempo y los aprendices tienden a cansarse rápidamente. Los cachorros no son tan atentos como él quisiera. Al ver sus esfuerzos de enseñar infructuosos no le queda más que volver con su amo y esperar hasta mañana hasta que los pequeños estén más atentos.

Mestizo

Pipo es uno de los más jóvenes. Creo, sin duda de equivocarme que es el más joven de los que visitan el parque. No tiene una raza definida. Tiene cinco meses y se podría decir que es pequeño con orejas largas y caídas y con pintas negras y blancas que le hacen un perro con gracia.

Siempre viene acompañado de su amo, un hombre con una voluptuosa barriga, que desea bajar de peso. Pipo es el primero en llegar al parque, su amo le hace correr por lo menos unos 10 vueltas alrededor de este mundo perruno.

Es fiel no requiere cadena, basta que su amo corra para que el perro lo siga. Aunque hay algunos cachorros que siempre lo provocan y despistan, entonces Pipo tiene que decidir sobre si ir con su amo o empezar un juego de mascadas y lamidas. Aunque siempre la opción del amo es más poderosa. Continuará...