viernes, 24 de diciembre de 2010

Pase de Niño viajero una tradición intangible




 El Pase del Niño Viajero congrega a decenas de fieles en la calle Simón Bolívar, la vía más tradicional de Cuenca, que solo por hoy (24-12-2010) cambia su habitual dirección de norte a sur.
Más de 40.000 personas participaron en la fiesta religiosa, considerada por el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural como patrimonio intangible del país. Cesario Pulla, uno de los mantenedores de la fiesta, ofreció en esta ocasión 5.000 litros de chicha de jora, que fueron  trasladadas en camiones y los ubicaron en las intersecciones de la Bolívar.
Santiago y su prima Gabriela Coronel sienten la tradición de revestirse de personajes bíblicos. Desde niños lo hacen. Esta vez, aprovecharon el embarazo de Gabriela y representaron a José y María.
La comunidad de Quilloac (Cañar) rindió homenaje al Niño Viajero por medio de danzas y música típica de las navidades indígena del Cañar. Pedro Quinde con su guitarra llevaba el compás de los ritmos ancestrales.
Monseñor Luis Cabrera, arzobispo de Cuenca,  presidió desde la noche anterior la celebración.   

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jueves, 11 de noviembre de 2010

La inclusión a la educación regular avanza lentamente


En nueve planteles regulares con más de 1200 estudiantes ingresaron 19 personas con discapacidad. La falta de maestros capacitados, el gran número de estudiantes en cada aula son algunos de los impedimentos para una verdadera inclusión.






En su aula de clases, Catherine, de 12 años, es tímida. No habla mucho y apenas se lleva con una de sus compañeras. Ella cursa el octavo de básica del colegio Manuel J. Calle y tiene discapacidad intelectual.

Su adaptación en un establecimiento educativo regular no es fácil. La falta de maestros capacitados para personalizar la malla curricular de la niña con aprendizaje lento y la poca preparación de sus compañeros de aula son algunos de los obstáculos por afrontar.

Ese plantel con más de 1200 estudiantes y 45 alumnos en cada aula, cumplió la disposición del Ministerio de Educación de priorizar el ingreso de personas con discapacidad a octavos de básica. Siete alumnos discapacitados ingresaron al plantel.

Juan Antonio es uno de ellos, tiene discapacidad visual total en uno de sus ojos. Es solitario y tímido. La psicóloga del colegio Lourdes Guillen, que sigue los procesos de aprendizaje de los jóvenes, cree que de a poco se adaptará al medio estudiantil.

Luego de matricularlos en el colegio, los maestros conocieron la situación de los estudiantes y modificaron su currículo de acuerdo a las necesidades de aprendizaje de los menores. Aunque la psicóloga reconoce la dificultad para hacerlo.

Los estudiantes están instalados en las primeras bancas de una de las 10 aulas de octavo de básica. Como una estrategia de aprendizaje y adaptación, todos están ubicados en diferentes paralelos.

Catherine aun teme a pequeños animales invertebrados como las arañas y que le alcen la voz. Pero sus progresos académicos y de sociabilización son importantes.



Prioridad
En Cuenca, 19 alumnos con diferentes tipos de discapacidad, se matricularon en uno de los nueve planteles educativos con más de 1200 estudiantes, pese a que tuvieron prioridad para hacerlo. Esto de acuerdo con datos proporcionados por los Departamentos de Orientación Vocacional.


En algunos como el Benigno Malo, uno de los colegios fiscales más prestigiosos de Cuenca, no se presentaron personas con discapacidad entre los matriculados. Algo parecido sucedió en el colegio Octavio Cordero Palacios y el Febres Cordero.

Rocío Buestán, Jefa del Departamento de Inclusión de la Dirección de Educación del Azuay, insiste que pese a que la Constitución, el Código de la Niñez y el plan decenal de Educación, tratan el derecho de inclusión a la educación regular, la realidad es otra y no todos pueden hacerlo o por lo menos adaptarse fácilmente.

Los niños y jóvenes, por ejemplo, con discapacidad auditiva, requieren que sus maestros conozcan el lenguaje de señas para comunicarse. Igual ocurre con la discapacidad visual y en el caso de la física, que las instalaciones del colegio tengan acceso libre.

Algunos centros educativos, dice Buestán, asumen ese rol. El colegio César Andrade y Cordero, (no está incluido en los nueve planteles) inició las gestiones para construir rampas y adecuar su edificio para cumplir el precepto de inclusión.

“Es muy difícil la integración para niños con discapacidad auditiva si no se tiene partidas docentes para contratar traductores”. El único colegio regular especializado en este tipo de discapacidad, el Manuel Galarza, dejó este año lectivo de recibir a estudiantes por falta de presupuesto.

Pese a esto, 50 estudiantes, se incluyeron en este año lectivo en diferentes planteles educativos.

Discapacidad intelectual
Tampoco se puede hablar de inclusión si en cada aula hay más de 45 estudiantes. Entonces la educación se vuelve homogénea y queda poco para enseñar de manera personalizada, cree Gloria Sánchez, directora del Instituto Piloto de Integración del Azuay. Por eso dice que junto con la normativa se tienen que entregar todos los recursos necesarios para aplicarla.

En el Instituto trabaja con niños con discapacidad intelectual severa y con niños, con dificultades de aprendizaje, quienes pueden integrarse a la educación regular. El objetivo es que el menor número de alumnos estén en las escuelas especiales.

En este año lectivo, dos niños se preparan para volver a sus escuelas regulares.
Para lograrlo, dice Sánchez se trabaja de manera individualizada. En el aula se cuenta con 10 alumnos pero los profesores tienen 10 programas, se fijan objetivos de acuerdo a metas e intereses.

lunes, 1 de noviembre de 2010

La chola, la marca de Cuenca



La chola cuencana forma parte del patrimonio intangible de la ciudad. Les invitamos a ver un recuento de lo que significa ser Chola en la Cuenca de los Andes.

 
Julia Pilco, de 52 años, está orgullosa de ser una chola cuencana. En medio de la plaza de las flores, ella, con su pollera roja, con bordados de flores, su blusa de encaje y su pelo negro largo entrenzado provoca un ambiente tradicional al lugar.



La chola cuencana es la identidad de la ciudad, dice Julia, mientras delicadamente arregla su tradicional vestimenta, para que un par de turistas la fotografíen, luego mueve sus flores.



Hay una variedad de colores para las polleras, pero las representativas dice la mujer son las rojas, amarillas y verdes. Los zapatos también son especiales: las llamadas alpargatas, que poco se comercializan, y ella ya no las usa. El sombrero de paja toquilla y el chal, con un bordado del escudo del Ecuador, los dejó para momentos de gala.



En las estrechas calles empedradas del Centro Histórico de Cuenca, las cholas todas con sus trenzas negras caminan al ritmo que marcan sus polleras, pero ahora no son muchas. Las cuatro hijas de Julia, le pidieron hace algunos años, que dejara su vestimenta tradicional y se vista de “pantalón”. Ella se negó rotundamente.



“Yo la pollera nunca dejaría. Me dicen: ya mami con la pollera se ha de morir y yo me bromo, y dijo cuando me muera me tienen que poner la pollera más nueva que tenga, y la blusa más nueva”, ríe…





La Chola Cuencana



Este es un recuento de lo que significa ser una chola cuencana. Testimonios de Cholas, quienes no piensan dejar su vestimenta, pese a la presión que ejerce su alrededor y, muchas veces su familia.

El historiador Claudio Malo dice que la vestimenta de la chola cuencana, en la remota época de la Colonia, distinguía a las personas de su posición social. "Chola era indicador de un rango social inferior".



lunes, 6 de septiembre de 2010

sábado, 28 de agosto de 2010

Vacaciones: un tiempo para trabajar




Algunos niños y jóvenes aprovechan el tiempo de vacaciones para buscar un trabajo y aprender un oficio. Hay quienes reparten volantes o son oficiales de mecánicos o de talleres artesanales.
Aquí tres historias.




Jordan Quimes, oficial en un taller de compostura de sombreros. 

Jordan Quimes, de 15 años, está concentrado. En una mesa de madera, utiliza una pesada plancha, que funciona a carbón, para darle forma a un sombrero de paja toquilla. Los movimientos circulares son rápidos y a precisión.

Tan pronto como termina el año lectivo, Jordan aprovecha las vacaciones para solicitar un empleo a tiempo completo. Esta vez, trabaja en un taller dedicado a la compostura de sombreros.

Su jornada inicia a la 08:00 y termina a las 17:00. Tu tarea es planchar y cortar una docena y media de sombreros diarios, pero lo más difícil dice con una sonrisa, es planchar. 

Jorge Riera, el dueño del negocio, le dio la oportunidad de aprender este oficio. La paciencia es uno de los pilares básicos para enseñar a los jóvenes que vienen. Todos los años recibe a uno.

Jordan tiene planeado ahorrar para irse de misiones cuando termine el colegio. En el nuevo año lectivo, este joven que ingresará al décimo de básica, piensa continuar trabajando pero a medio tiempo.


Kléber Déleg, oficial en un taller de mecánica. 

   La ropa, rostro y manos de Kleber Déleg, de 13 años, están llenas de grasa. Él, quien irá el próximo año lectivo al octavo de básica, solicitó hace tres semanas empleo como oficial de mecánica. Por su edad, hace las tareas más elementales como desarmar las tuercas, sacar llantas y cambia bujías. 

Además, tiene que pasar las herramientas a sus jefes próximos que están trabajando en los motores de los vehículos de los clientes. Llega a las 08:00 y regresa a su casa a las 18:00.  Kléber ahorra para cubrir los pasajes de bus, para trasladarse, cuando inicie clases a su plantel educativo. 


Anibal Indocarchi, repartidor de volantes. 

El trabajo de Anibal Indocarchi, de 13 años,  requiere de una amplia sonrisa y ser simpático. Él distribuye hojas volantes promocionando un consultorio jurídico en las esquinas de las calles del Centro Histórico y lo  hace por 6 horas. Su empleador le entrega  500 volantes, y a las 10:00 ya tenia apenas dos.

Para este niño, el trabajo es una responsabilidad asumida para tener suficientes recursos e ingresar sin dificultad a su establecimiento educativo. Por ahora, ya compró su uniforme y sus útiles escolares.


 

viernes, 6 de agosto de 2010

Ciegos se adueñaron de las tablas



El melancólico sonido de un violín irrumpe el silencio nocturno, que invadió por unos segundos, el espacio de la Catedral Vieja (Cuenca). El sonido de este instrumento da la señal y los actores en la oscuridad, ubicados en línea recta, empiezan a moverse pausadamente, mientras el calor de reflectores con luces amarillas da claridad al inusual escenario.

Alrededor de ellos está su público.

Eulalia Idrovo “Reina”, se coloca rápidamente una diadema en su cabeza y empieza sus líneas.

El sueño de Eulalia, con ceguera total, fue ser actriz. Hacía los papeles de las novelas que escuchaba. No se mueve mucho, pero gesticula y rostro se vuelve, en cosa de segundo, irónico, risueño, amoroso.

En esta obra, “Ensayo para una comedia”, a los personajes, que representa Eulalia, los ha hecho más perversos. Junto a sus cuatro compañeros, con ceguera parcial o total, se relaja y disfruta haciendo lo que más le gusta.

La obra está dirigida por el grupo de teatro “Los hijos del Sur”, que apostaron por nuevos interlocutores artísticos y ahora tienen el apoyo de los Fondos Concursables del Ministerio de Cultura.

El libreto fue una aportación colectiva, cuyo rasgo más importante es asumir a la ceguera con humor negro, que va contra ellos mismos. Por las limitaciones físicas, para la ubicación en el espacio, se utilizó el calor de las luces y los sonidos agudos y graves del violín, interpretado por Germán Bravo, el único vidente en la obra, explica Juan Pablo Liger, el director general.

Además se llevaron los guiones a un sistema de audio y al programa de computación jaws, porque los monólogos son largos. Tampoco hay mayor movimiento de ellos, pero sí mucha gestualidad.

Los actores y su vivencia


Josefina Cajamarca tiene discapacidad visual y física, pero eso no le ha impedido participar en la obra de teatro. Su monólogo dentro de la obra, forma parte de su propia vivencia.





Eduardo Landi, con una ceguera parcial, es uno de los actores principales de la obra propuesta por el grupo de teatro Los Hijos del Sur. El papel que me le gusta es en “La noticia”.




Eulalia Idrovo es no vidente desde que tenía uso de razón. Para ella actuar es cumplir con uno de sus sueños.





Vicente Gallegos, de 40 años, siente que el teatro le devolvió su vida. Hace cuatro años perdió la vista.



viernes, 18 de junio de 2010

Un mundo de los afro, vista de otro punto de vista



Un interesante reportaje realizado en Cartagena, del que orgullosamente fui parte...

jueves, 18 de febrero de 2010

Historias Perrunas con el Mati


En este blog, le dedico un pequeño espacio a mi perro el Matías, un snauhzer miniatura, de ocho meses, que me ha cambiado la forma de percibir el mundo de los animales, sobre todo, de los caninos. Las historias con sus amigos crecen alrededor de un parque. Son submundos que por el trajinar no las percibimos.

Todos los días con el Mati salimos temprano, como a las 06:30. Aún no sé si yo le llevo o realmente es él quien me lleva a caminar.

Golden retriever

Camina despacio y recorre parsimoniosamente por el parque que no tiene nombre. Scotti tiene dos años y medio, pero por sus grandes ojos negros da la impresión que tiene más edad. Es que son tristes y cansados, aunque tiernos.

Como un golden común su pelaje es amarillo y es grandes es comparación, por supuesto al Mati. Sube a lo más alto de los pequeños montículos de tierra cubiertos de llano y observa con atención los movimientos de los demás perros, luego empieza su rutina de la mañana: se recuesta, extiende y deja caer su cuerpo en la montaña y resbala.

Se incorpora y sube nuevamente. En menos de 10 minutos ya se ha subido y resbalado por lo menos unas 30 veces. Su amo, un hombre alto, le espera al ingreso del parque y con solo un silbido, que conoce muy bien, corre a verlo. Mientras dos perros, uno es el Mati, ya se han acercado a él y comienzan batallas comunes, sin muchos heridos. Son simples juegos de perros felices de encontrarse como mascarse las barbas o las patas.

Scotti es un perro guía por naturaleza. Enseña con paciencia, a los demás perros, sobre todo cachorros, a darse volteretas y a coger objetos, aunque no hay mucho tiempo y los aprendices tienden a cansarse rápidamente. Los cachorros no son tan atentos como él quisiera. Al ver sus esfuerzos de enseñar infructuosos no le queda más que volver con su amo y esperar hasta mañana hasta que los pequeños estén más atentos.

Mestizo

Pipo es uno de los más jóvenes. Creo, sin duda de equivocarme que es el más joven de los que visitan el parque. No tiene una raza definida. Tiene cinco meses y se podría decir que es pequeño con orejas largas y caídas y con pintas negras y blancas que le hacen un perro con gracia.

Siempre viene acompañado de su amo, un hombre con una voluptuosa barriga, que desea bajar de peso. Pipo es el primero en llegar al parque, su amo le hace correr por lo menos unos 10 vueltas alrededor de este mundo perruno.

Es fiel no requiere cadena, basta que su amo corra para que el perro lo siga. Aunque hay algunos cachorros que siempre lo provocan y despistan, entonces Pipo tiene que decidir sobre si ir con su amo o empezar un juego de mascadas y lamidas. Aunque siempre la opción del amo es más poderosa. Continuará...

martes, 26 de enero de 2010

Cuenca tiene un refugio para animales silvestres


En su jaula, Lupita se mueve de un lado para el otro. Parece amistosa y vivaz, pero cuando un niño se acerca la expresión de este mono aullador cambia drásticamente y se desespera en busca de un escondite.

Hace un par de meses, a este mono, no solo le afectó que le arrancaran de su hábitat, sino que fue a parar en manos de dos niñas que mutilaron su pulgar y le maltrataron hasta el punto, que cualquier niño que se le acerca es motivo de lloros y molestias.

Lupita es uno de los 120 animales de 40 especies rescatados en el refugio Yurig Allipa o tierra blanca, ubicado en la parroquia rural cuencana de Tarqui. La mayoría de estos, tienen historias parecidas.

Dos de los tres pingüinos que tiene este lugar, cuyo hábitat son las islas Galápagos, llegaron al centro porque sus dueños, quienes los compraron en la calle, ya no pudieron mantenerlos. Cristian Aguilar, el guía del refugio, dice que uno de ellos, comía pedazos de pan y por eso llegó con desnutrición.

Ahora, se les acondicionó una pequeña piscina y comparten un espacio con dos piqueros de patas azules.

El propietario del refugio, Alberto Vele, un inmigrante, quien vivió en Estados Unidos por 14 años, volvió en el 2000 con el empeño de crear un lugar para socorrer a animales maltratados. Ahora es el principal referente, en Cuenca, para la Policía Medioambiental, del Ministerio de Medio Ambiente y la Municipalidad.

En la zona más alta del refugio está ubicada un espacio verde con 25 venados. Hace 9 años, Alberto comenzó con cinco. Durante todo el proceso, 35 han nacido en el lugar y de estos, ocho han sido reinsertados en el sector de El Cajas.

Aunque Vele dice que sigue siendo privado y por lo tanto, todavía no tiene apoyo económico para mantenerlo. Solo su propia gestión hace que los animales tengan un buen lugar para vivir. Él cree que al mismo tiempo que ayuda a sus animales, todos con nombres propios, contribuye el turismo comunitario en su zona.