viernes, 6 de agosto de 2010

Ciegos se adueñaron de las tablas



El melancólico sonido de un violín irrumpe el silencio nocturno, que invadió por unos segundos, el espacio de la Catedral Vieja (Cuenca). El sonido de este instrumento da la señal y los actores en la oscuridad, ubicados en línea recta, empiezan a moverse pausadamente, mientras el calor de reflectores con luces amarillas da claridad al inusual escenario.

Alrededor de ellos está su público.

Eulalia Idrovo “Reina”, se coloca rápidamente una diadema en su cabeza y empieza sus líneas.

El sueño de Eulalia, con ceguera total, fue ser actriz. Hacía los papeles de las novelas que escuchaba. No se mueve mucho, pero gesticula y rostro se vuelve, en cosa de segundo, irónico, risueño, amoroso.

En esta obra, “Ensayo para una comedia”, a los personajes, que representa Eulalia, los ha hecho más perversos. Junto a sus cuatro compañeros, con ceguera parcial o total, se relaja y disfruta haciendo lo que más le gusta.

La obra está dirigida por el grupo de teatro “Los hijos del Sur”, que apostaron por nuevos interlocutores artísticos y ahora tienen el apoyo de los Fondos Concursables del Ministerio de Cultura.

El libreto fue una aportación colectiva, cuyo rasgo más importante es asumir a la ceguera con humor negro, que va contra ellos mismos. Por las limitaciones físicas, para la ubicación en el espacio, se utilizó el calor de las luces y los sonidos agudos y graves del violín, interpretado por Germán Bravo, el único vidente en la obra, explica Juan Pablo Liger, el director general.

Además se llevaron los guiones a un sistema de audio y al programa de computación jaws, porque los monólogos son largos. Tampoco hay mayor movimiento de ellos, pero sí mucha gestualidad.

Los actores y su vivencia


Josefina Cajamarca tiene discapacidad visual y física, pero eso no le ha impedido participar en la obra de teatro. Su monólogo dentro de la obra, forma parte de su propia vivencia.





Eduardo Landi, con una ceguera parcial, es uno de los actores principales de la obra propuesta por el grupo de teatro Los Hijos del Sur. El papel que me le gusta es en “La noticia”.




Eulalia Idrovo es no vidente desde que tenía uso de razón. Para ella actuar es cumplir con uno de sus sueños.





Vicente Gallegos, de 40 años, siente que el teatro le devolvió su vida. Hace cuatro años perdió la vista.



2 comentarios:

Ricardo Tello dijo...

Excelente trabajo.
Tan bueno como el que publicó en el impreso.
Gracias.
RT.

Anónimo dijo...

Gracias por el comentario Ricardo.