lunes, 16 de septiembre de 2013

Para mi hermanita

Te recuerdo muy bien con esos enormes ojos negros tan picarones que enloquecían a cualquiera. Tú mi hermanita mayor con un año y nueve meses, la traviesa de casa y la que le sacaba canas verdes a mamá y papá. 

 Recuerdo nuestras salidas a comprar leche y nuestros repentinos dolores de cabeza, para salir a la tienda, a literalmente coquetearnos con los vecinos. Tú eras mi maestra, yo una niña chiquita, sin gracia, tú la más extrovertida y hermosa.

 Tus hazañas llegaron a la cúspide y a la poca paciencia de nuestros padres, cuando se te ocurrió la grandiosa idea de escaparte con tu novio, justo cuando habías hecho una torta y todas tus amigas te esperaban impacientemente en el colegio; cuando no llegaron ni la torta ni tú, hicieron un escándalo y claro nuestra madrecita, que era tan preocupada y de poco genio, llamó a toda la patrulla de tíos, hasta que te encontramos feliz en el parque Miraflores, abrazada a tu Romeo.

 Desde ese día, nos castigaron de por vida, exageración de mamá, que duró pocas semanas por cierto. 

 Pero tus golpes de hermana enfurecida también me llegaron, ni creas que lo olvido. De abusar de mi buen genio y obligarme a hacer tus labores domésticas, a cambio de silencio de nuestros grandes secretos y en este momento me parecen tan tiernos e infantiles. 

 Las equivocaciones de un cuaderno llamado chismógrafo, parecido sin duda al facebook, de esta época, donde terminé siendo novia, el primero por cierto, de alguien que estaba enamorado de vos, que gracioso no. 

 Tus épocas felices, de sonrisas absolutas de esa sonrisa, que no se borró ni cuando estuviste en tu ataúd. Me hacías reír a carcajadas con tus ocurrencias y en vacaciones lo máximo era servirnos tus suculentos desayunos que parecían meriendas, que llevábamos a la cama con sarten y todo.

 La felicidad más hermosa, fue cuando me dijiste con una voz un poco nerviosa que estabas embarazada, me dio tanto gusto, mi segundo sobrinito, claro que todo era medio complicado, pero tu sabías llevar bien la situación, fue nuestras alegría y uno de los secretos más bien guardados que tuvimos. 

 Soy feliz porque compartí contigo los momentos más lindos de mi vida de niñez, adolescencia y juventud. Tu fuiste el mejor regalo que me dieron mis padres y por eso, me cuesta desprender mi espíritu del tuyo.

 Hace 10 meses, una llamada con voz de sollozo, de nuestra madre me informó tu triste partida. Me encerré en el baño de mi trabajo y empecé a llorar como una niña, y lo más grave es ñañita que no he parado de hacerlo, siempre cuando tengo estos momentos de soledad, te escribo, te lloro. 

Según un libro, hermanita de mi alma, es que aun no termino de pasar mi etapa de dolor y debo dejar que pase. No es fácil desprenderse de un rato para el otro, de mi hermanita de mi alma, no deseo a nadie que pase por esto, es muy duro y triste. Voy a pensar en ti y en tu sonrisa y voy a intentar reponerme, es mi compromiso.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Hermosos recuerdos de niñez.

Unknown dijo...

Que bello ❤