domingo, 5 de abril de 2009

El auto ferro volverá a recorrer El Tambo


Tres personas caminan en el lugar. Inspeccionan minuciosamente a ocho trabajadores; cuatro de ellos, empujan un vehículo de madera por la línea férrea recién reconstruida. Los cuatro restantes caminan tras sus compañeros, llevan palas que les servirá para cargar tierra en este pequeño transporte.

Una de esas personas, Luis Antonio Zhilbi, de 54 años, tiene una zapatería cerca del inicio de la línea férrea del cantón El Tambo (Cañar) donde 110 trabajadores laboran desde el pasado 16 de marzo, de lunes a domingo, para tener listo el tramo El Tambo-Coyoctor el 18 de abril.

Camina detenidamente por unos 50 durmientes, que son grandes trozos de madera, que ya están colocados en la rieles, pero que aún no están cubiertos con ripio. Se detiene y vuelve a caminar despacio.

Tenía 10 años cuando podía disfrutar del paso del ferrocarril. Luego se convirtió en el zapatero de los ferroviarios. Era una época donde la producción y comercialización agrícola dependía de este medio de transporte.

La línea férrea está ubicada a 800 metros del parque central de El Tambo y es paso obligatorio para ir a Ingapirca. El tramo reconstruido de 3.3 kilómetros, donde “descansan” 5.200 durmientes, está rodeado de casas y pequeños parcelas de maíz, por eso, los trabajadores son observados por moradores que vienen y van.

La emoción es generalizada. Cerca del inicio del tramo, está detenido un pequeño autoferro, que desde hace 12 días que llegó, en comodato, a la estación recién recuperada por la Municipalidad del cantón, se convirtió en la atracción de todos los moradores, que esperan ansiosos su partida.

Y es que todo parece una reconstrucción del pasado. La misma Municipalidad realizó la restauración del antiguo hotel Nissa, donde ahora funciona un museo con piezas arqueológicas halladas en el complejo Baños del Inca, donde llegará el autoferro.

Eddy Yánez, uno de los moradores, no se cansa de venir con sus dos hijos a mirar cómo el pasado vuelve; hace apenas tres semanas se veía poco adelanto, pero ahora se habla de un 65 por ciento de avance de obra. Esto es confirmado por Marco Redrovan, el ingeniero encargado de los trabajos emprendidos por la Empresa de Ferrocarriles del Ecuador.

Los niños cambian las direcciones de las rieles del tren y la vuelven a colocarlas en su lugar. Todos coinciden en la esperanza, de que este proyecto de un millón 500 mil dólares, mejorará el turismo en la zona y podrá en funcionamiento negocios como cafeterías. Pero aún todo está en ideas.

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